BUSCA TUS FAMILIARES: SIGUE TUS RAÍCES
Cuántas veces me han pedido visitar una localidad que yo misma ignoraba.
No era un lugar famoso por algún monumento, por la belleza del paisaje o por la buena comida. Cuántas veces me han pedido llegar hasta un pueblito perdido en la montaña, una aldea.
La demanda nacía del fuerte deseo de volver a ver un lugar o una casa por un simple pero significativo motivo. Para consentir el deseo de ver el lugar de donde mi padre (o mi abuelo) partió para buscar mejor fortuna en el extranjero.
Los monumentos, paisajes, lugares turísticos son importantes, pero a veces viene antes que nada regresar a los orígenes de la propia familia, a los lugares del alma.
Cuando los ves por primera vez es como pasar las paginas del un álbum de fotos. Al momento no entiendes, pero después, poco a poco, en respetuoso silencio percibes fuertemente un sentimiento de identidad, las ganas de volver a los orígenes que inicialmente ignorabas.
Cómo no recordar, uno de tantos casos, aquel señor que desde Estados Unidos quería llegar hasta una localidad cercana a Caserta para volver a ver el pueblito de donde sus padres habían partido hace tantos años.
Reencontrarse por casualidad a tocar la puerta de una señora, su prima, y decirle “Disculpe señora, cómo explicarle… Estoy en compañía de su primo americano que le gustaría conocerla”.
O cómo olvidar a la señora que partió de Nápoles de niña y que cuando regresó a su ciudad, paseando por Via Caracciolo se arrodilló para besar su tierra y decía como orando “ pensé que jamás la volvería a ver”.
Estas son las emociones y los lazos que unen mi tierra, la Campania, a tantos países del mundo.
Son estas las grandes emociones que me regala mi trabajo, junto a la maravillosa alegría de ayudar a reencontrar por un instante mundos tan lejanos.
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